La lluvia se desliza por pupilas
dilatadas de cansancio.
Los labios guardan cicatrices
de besos ardientes.
El cuerpo se retuerce ante preguntas
acuciado por antiguos dolores.
Esperas aun el próximo otoño
a pesar de las cadenas
que penden de tus horas vacías.
La tempestad sacude bosques milenarios
sobre piélagos abstractos
macerados en infiernos de locura.
Has perdido la llave cristalina de tus sueños
y masticando distancias…
Te debates entre su ausencia
y tu soledad.
Del libro Destino de Gorrión
Lydia Pistagnesi-