Poemas

Todo entra…

Todo entra por nuestra piel crujiente.

Hasta las barcas solitarias se adentran en la arena,

soñando con el cuerpo tendido bajo el sol.

Madre, te encuentras tan casada

que tu piel no crepita por mucho que la bese.

Poco a poco tu cuerpo va haciéndose de aldea;

tu cuerpo es un pueblito

dormido tras la bruma de los amaneceres.

 

De Fantasmas de mi infancia

 

Ángela Reyes-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *