Voy a tocarla,
no está,
ha desaparecido
en mi mente adulta.
Sólo era una vieja
locomotora,
sin ruedas,
una bella locomotora
de vivos colores,
locomotora
que mi madre
tiró a la basura
cuando el carro
pasó
por debajo
del balcón
y sonrío,
con una sonrisa
bobalicona,
con una sonrisa
enamorada,
con una sonrisa
impregnada
de recuerdos,
recuerdos infantiles,
recuerdos felices.
Manuel Serrano-