Es aterrador el incendio
que va devorando mis entrañas,
nace muy temprano, a la mañana
y queda el rescoldo, aún de madrugada.
Se renueva con intensa fuerza
con el soplo de tu presencia viva
y la ternura de tu voz querida
que incentiva mi amor de cada día.
Tú no ves la humareda ni percibes
la quemazón de la razón perdida,
solo yo siento las grietas de la herida
que este incendio le provoca a mi vida.
Del libro Corazón de poesía
Norma Costanzo-