Porque me diste el tiempo y el motivo
de enamorar mi oído con tu risa
que como una ritual antigua misa
rezó en mi intimidad su corte esquivo,
porque con tu palabra al ser que vivo
fuiste indagando leve y en precisa
inquisitoria armada, tan de prisa
me regalaste dulce y sensitivo
el corazón de amiga que se expande
con la grandeza del sentir sereno,
diciéndome cuánto es su amor de grande,
debo aceptar el gesto tan ameno
en que uncido a tu paso el mío ande
y en lazos de amistad se sienta pleno.
Del libro Pensador Furtivo
Jerónimo Castillo-