Soledad
Delgada, humana y marchita
anciana, ausente y presente.
Con sus manitas delgadas y secas
sosteniendo en su frente de surcos
reflexiones, pensamientos y dudas.
O cruzadas tal vez en las tardes
sobre su falda pulida y pulcra
todo su universo vivido de años pasados
Gustavo Vaca Narvaja-