Carezco de referencias doctas
Mi única certeza es ignorarlo todo
Me atrevo a postular apenas
la lucidez del insomnio
en esta hora desierta.
Aspiro
a atravesar la noche
sacudir al durmiente
golpear sus párpados
escarbar su sueño de ladrillo
asesinar por dos su indiferencia
dividir su oscuridad por veinticuatro.
Aspiro
a una fiebre feroz que nos consuma
hasta recuperar el único sentido
con un bramido dulce en cada poro
la boca florecida de blancos y de azules
y un velo ceremonial que nos confirme
en unión general
comunitariamente.
Mientras siguen afuera tronando los tambores
y una niebla criolla y perfumada
se alza hasta la luna.
Martha Valiente-