Abro a la eternidad
un almuerzo con panes,
metáfora del sueño
amparos de mi sangre.
No sé si despertar
con la luna en los ojos,
o dormir sin los sueños
como un agua en reposo.
Abro soñado en luz
una casa con tardes,
nostalgiado de sombras
en un farol que arde.
Ese vino de ayer,
melodía de aroma,
es la huella de un verso
por el cielo que asoma.
Cielo en la inmensidad,
sentidor de los versos,
deudo de los arpegios
que niega el universo.
En mis sienes el sol
ya apagó sus ocasos,
aceites de esos fuegos,
en la luz del descanso.
Duermo a la oscuridad
en vislumbres de estrellas,
agua sepia en la noche
y el madrigal que espera.
Lunas del sentidor
que madeja los vientos,
el que en odres de sueños
guarda un verso imperfecto.
Aníbal Albornoz Ávila-