La hormiga cortó la hojita. Trasladó su carga, transitando sobre un colchón de polvo rosado de aromas excitantes.
Ya a las puertas del hormiguero, la rigidez de sus patas le señaló la naturaleza de aquel colchón rosado.
Claro, ya era demasiado tarde.
Nuestro destino, suele ser irremediablemente trágico.
Alba Omil-