Dio un portazo.
Sonó como un insulto
más que como gemido.
Pese a ello
las lágrimas
acumularon
opacas refracciones.
Al lado de la cama,
sobre la silla,
la ropa
desdobló el delirio
de una historia
llena de presagios.
Poemas de la Antología del Encuentro de Empalabrados
Griselda Rulfo-