Los dorados rayos del sol
Disolvieron la negra y espesa oscuridad
Mi alma desvelada se desbordó
Como un violento río crecido
La ardiente canción del amor
Floreció en los labios azules de la aurora
Y una paloma roja me trajo
La carta que espero desde hace años.
Las flores del fresco jardín
Esparcieron sus cálidas sonrisas
Los dulces sueños se aparecieron
Por dentro de las hierbas bañadas de sol
El agua pura corrió melodiosamente
Por las frescas fuentes de piedra
Y en mi corazón magullado
Se cerraron de pronto las heridas abiertas.
Del libro Poemas de fuego
Isidoros Karderinis-