Al mar. Al viento.
Bajo un cielo estival
dije mis versos.
En tu mar, Valparaíso,
dije mis versos.
Estampa de colores
vivos de sol y vida
la ciudad a lo lejos.
Valparaíso latía con los vates de América
que escribían sus cantos
en el sol, en la brisa, en el aire, en el cielo.
Tu mar, Valparaíso,
es un gigante bueno.
A veces, sin embargo, lo enfurece
la maldad de los hombres
y azota sin piedad
tus costas y tus cerros.
Pero vuelve a su paz, a sus remansos
porque no deja nunca de ser bueno.
Tu mar, Valparaíso,
es un gigante bueno
Iván me contó tus historias dormidas (1)
y supe que Rubén recalara en tu puerto. (2)
Desde todos los rumbos
el habitante vino,
dibujó con su aliento
tus formas imposibles,
tu ser para los sueños.
¿Desde qué olvidados, lueñes pueblos
llegó para quedarse?
Y acendró tu arquitectura de soles el invierno.
Pero tu espíritu, ¡ah! pero tu espíritu
hay que asirlo en silencio
una noche de estrellas
y beberte, y beberlo
como un vino de siglos,
ensoñando, sintiendo
que es imposible irse
y que acaso me quedo
en tu mar, en tu sol,
en la sal y en los versos
que en tinta de mi alma
¡yo te escribo… en el viento!
1-Iván Aarón, novelista chileno contemporáneo.
2-Rubén Darío, poeta nicaragüense (1867-1916).
Gerardo Molina-