Cuando la vida me sorprende así:
Devastada y en silencio.
siento que una mano oscura golpea
la aldaba de mi entraña
y entra en mí un presagio de horas
tormentosas.
No encuentro refugio ni consuelo
en la palabra no hay sones ni colores,
capaces de abolir al desolado gris
que opaca el brillo de la tarde,
no me da tregua ni sosiego.
Mi sentir está allá,
cautivo de sus verbos que no llegan a mi playa
vacía de notas y armonías
y así muere el concierto de su voz,
desnudo de sonidos el ave adolorida de mis versos
plega sus alas al borde del abismo…
Victoria Asís-