Poemas

Zarabanda de la lluvia

Parece huir en un sueño rumoroso, etérea,

ligeramente flotante, prematura de súplicas

como una danza de Häendel o una pintura de Schiaffino.

Llegaba con impaciente luz,

casi gozosa en ese ardor sensible

que el aire mueve en el lecho o el navío

sosteniendo la pluma y el cristal de las velas.

(¿Quería descender, la amada fantasmal, en esta voz

en esta vaguedad que toca sus caderas

con la mirada y el lenguaje de lo súbito?)

Dulcemente llegabas

en una suerte de alegría que atraviesa

el perezoso aliento del instante.

Llevaba el collar de la paloma

sin mirar la densidad que recoge el abandono.

Es entonces cuando me da su forma,

me da la belleza que desnuda la noche.

Desposesión y refugio

mientras la lluvia desordena la tierra.

 

Carlos Penelas-

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