En donde vivo
el corazón es una cosa seria.
Hay muchas llaves y paredes gordas
mostrando los adobes
de los buenos tiempos.
Cuando a las doce
paso por la ruta
que separa el pueblo,
me escandaliza
la desnudez del sol
Y todos esos niños
que esperan su turno
en las veredas.
La memoria anda suelta
con las casas a cuestas
Y todos los recuerdos.
En las siestas
llenas de moho
Y silencios,
El duende juega
en el bar del Chileno
mientras escribe los sueños
de la gente.
Del libro Cuanto vale mi pueblo
Valeria Graboski-