Mi camisa de trabajo
es mi camisa de fuerza.
Esa, que me ata a la vida
como una serpiente
condenada sólo a decirle
boludeces a Eva en su oído
izquierdo
y que no recuerda la falta
de manos
(la caricia)
el eterno reptar
el zigzagueo oculto
el ratón en la garganta
el hilo delgado
que separa
la extrema desnudez
de mi camisa de trabajo
MI CAMISA DE FUERZA
Gabriela Bruch-