Preciso es que te bese dormida.
Que descienda la noche en el engaño.
Que hablemos del desván,
de mi pobreza, de mi fluvial nostalgia.
Dulce mía, es necesario amar
desde el silencio.
Y de súbito el miedo,
la oscuridad, el sueño inútil.
Y tu blusa ondulante
sobre la silla azul.
Carlos Penelas-