Los amores verdaderos
se entierran vivos
no se dejan morir,
de pena… se les momifica
para evitar la agonía.
Se les sacrifica
en ceremonias serenas
del crepúsculo y
a la hora de la siesta,
sin despedidas.
Los recuerdos en cambio
quedan… como fantasmas
brotando en heladeras,
repletas de verano
desenchufadas…
Como sueños trasnochados
se deben abortar.
Sin malos tratos,
con los ojos vendados
en la espalda.
Como ancianos de casi 300 años
y playas solitarias en el
mar Caspio, las sombras
del nuevo día te harán…
Castaño.
Gabriel Velozo-