Se puso la piel de loba le aulló a la noche
derramó sobre el horizonte las estrellas robadas.
Juntó a los grillos para hacer un coro
una cortina de rosas para hamacar en el aire.
Con su pelo al viento trepó por la risa
buscando mujeres ardientes hombres
con corazón de trinos.
ágiles sus dedos de seda borraron la indiferencia.
Para poder seguir.
Graciela Wencelblat-