Todo comienza cuando no hay perdón,
ni salida hacia una claridad
al final del pasillo, con una mano débil
que apenas puede aferrarse al pasamanos,
cuando es tarde y nadie riega
el jardín olvidado por la lluvia,
las palabras arden sin humo
en los invernaderos vacíos,
todo se desata cuando el porvenir
se disipa, el presente se disipa,
las caras, aún las más amadas, se esfuman,
cuando la exploración acaba en el desierto,
todo se inicia cuando no queda follaje,
ni vuelo de ave, ni panes,
en el más crudo invierno,
en la más cerrada castidad,
en las ruedas hundidas en el barro,
en el desmayo de la invención,
en el fracaso del cálculo,
en la ceguera, en el exilio,
cuando sólo nos miran los animales, las estrellas.
Carlos Barbarito-