Vivir ha sido siempre un sueño grande
y siempre verdadero; doloroso, de alegría.
Vinieron por nuestra risa,
por el llanto contra la mesa o contra el trabajo en el campo.
Vinieron para vernos, esa es la maravilla,
Ese es un hombre, todos esos son hombres.
Era la aguja para las espuertas de paja el ojo límpido,
la rodilla que presionaba el pasto,
en la estampa con el niño dibujado con claridad un lindo día,
y papá muerto, liso y claro
como una baldosa limpia, como la manzana en la bandeja.
Había llegado un pobre desde el confín del bosque y detrás del
cielo,
con las historias de los pobres que venían a los bancos,
y yo lo miraba como si pudieran haber sido estos edificios
con las paredes rajadas de las casas que ya no están.
Mario Benedetti- (Poeta italiano, homónimo del escritor uruguayo)