Soy una mujer que camina la iglesia
novia que acepta
inclina, se arremanga
un hadita doméstica
que va buscando dueño en las orillas.
Toda una vida
de hombres como burdeles
Contra la boca
este velo bordado por abuelas
que arden todavía en los malditos hornos
la que avanza y avanza, decapitada
sin padre que la entregue
que sostenga su paso por la alfombra
Enamorada y sola
la única dispuesta a perdonar.
Marion Berguenfeld-