Poemas

Copia fiel

No fueron suficientes las piedras que recogí

para marcar este territorio.

Además, la madera que señalaste guardar para el fuego

nunca calentó el hogar y la cama continuó tan blanca

y abierta como hasta ahora.

Todo este trabajo fue en vano porque los días continuaron

envejeciendo en sí mismos.

Pero lo que resultó verdaderamente inútil

fue el animal que me ordenaste domesticar:

esta bruta representación que come de mí

para alimentarte cada noche.

Después de la luna comienzo a dar vueltas en redondo

y golpeo ceremonialmente el lomo contra los bordes.

Así voy al apetito de mi memoria donde hay un día

idéntico a éste, un día con un tipo contando las piedras

apiladas junto a la leña, al mismo tiempo que acaricia

a un animal cuarentón que habla raro

y que dice resultarle familiar

tu voz cuando te escucha.

 

Ricardo Miguel Costa-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *