Prefiero
ser un número en la noche
y no una estrella entre mis huesos.
Celebro
habernombrado
antes de que mi nombre
pronunciara silencios.
Tengo la certeza
-un resplandor, una llaga-
de ser lo que aún ignoro
y ya sabe mi muerte.
Vivo el temor
de que la soledad no esté desnuda
y exista el tiempo más allá de la hierba.
Los dioses callan todavía.
Ana Emilia Laihitte-