Día de espacio enamorado. Espada
y nubes. Oh, mar mío presuroso:
celeste entre paredes, nemoroso
mar entreabierto. ¡Rama desvelada!
Luna y labio. ¡Ay, amor hundido -nada-,
ya en tu horizonte helado, codicioso
de muerte, de deseo fatigoso!
Eterno mío, flor desesperada.
Borde distante; mi otra vida sola,
perdida sin morir: huída quieta;
no, pluma y tierra; mar, espuma, ola.
Sombra suelta, sirena adiós, oído.
¡El mar, el mar! Sí, el mar, mar meseta:
solo con el amor, con el olvido.
Ricardo Molinari-