Hay veces que la mirada
fatigada de sed
se consume entre los dedos
motivando palabras
en sus labios
Va vigilando
como cae la escarcha
sobre la hiedra inmortal y rugiente
invadiendo los balcones
hablándole a los cipreses
y en algún forcejeo
retirando el sol
tranquilo y reverente
hacia el placer de los frutos
con un lenguaje tibio y rojizo
desde el refugio otoñal
¡Toma las manos para asirse!
¡Después de tantos siglos!
¡Después de tantos muertos!
y calienta brotes mojados
de moléculas profundas
la voz húmeda
se prolonga a la hora virginal
en que la luz fecundiza
la silueta de los ojos
el vegetal suspende el vientre
sobre la tierra
escarlata y sufrida
mientras los muros
pastorean el campo guardián
como un reflejo
la esperanza es cómplice
y la gratitud su aliada.
Susana Roberts-