Me gustan la noche y su silencio
que desbarata hipocresías,
su pura y cándida insolencia
como el miedo que inquieta el sueño,
en desolada soledad, al dar las doce,
ese preámbulo incierto, de la aurora.
Me gustan la noche y su silencio
de luna y estrellas guiñadoras,
de zaguanes y esquivas sombras;
luces y pasiones en contraste,
donde repta la muerte, al dar las doce,
ese preámbulo incierto, de la aurora.
Me gustan la noche y su silencio:
poema de putas y travestis
que recorren entre calles calladas
con borrachos y perros callejeros
en busca de un cobijo, al dar las doce,
ese preámbulo incierto, de la aurora
Me gustan la noche y su silencio,
su calmosa estela de secretos;
la noche que oferta en racimos
mil burdas parodias para el sexo,
variadas opciones al deseo,
orgasmo fugaz tras regateo
de cuerpos transidos a la hora
de negociar su precio , al dar las doce,
ese preámbulo incierto, de la aurora.
Arturo Carrera-