No siempre ocurre, pero a veces acontece,
que algunas gavio- tas descienden en la playa.
Desde mi alta ventana las veo planear
hasta lo imposible
y luego descienden a la playa.
No siempre ocurre, pero a veces acontece,
que una ola las alcanza interrumpiendo su descanso.
Desde mi alta ventana las veo entonces
elevarse hasta lo imposible, para después
descender a descansar en la playa.
No siempre ocurre, pero a veces acontece,
que mis ojos son gaviotas y descienden en la playa
junto al mar
que se edifica detrás de mi alta ventana.
Entonces lloro por mí mismo
y por algunas gaviotas que no están más a mi lado.
Jorge Carrol-