Si pudiéramos decir:
el árbol, simplemente,
sin viento que lo inquieten,
sin pájaros que lo pinten.
Y luego,
la mujer, simplemente,
sin adjetivos,
sin paisaje que la desnude.
Después,
el hombre, simplemente,
sin miedo que lo agigante
ni sombra que lo entretenga.
Si pudiéramos decir:
el árbol, la mujer y el hombre,
simplemente,
sin vientos, sin pájaros, sin adjetivos,
sin paisaje, sin miedo y sin sombra.
Simplemente.
Eliodoro Aillón Terán-