Irme de mí,
de los espacios y el encierro,
dejar las noches,
trepar avatares de polvo
ser por un instante nadie,
olvidar las dudas,
los anhelos y certezas.
Irme de todo y de nada,
ser isla entre edificios de piedra,
pernoctar el silencio y los miedos,
descubrir lo ínfimo, lo gigante,
estallar de risa,
sangrar viejas cicatrices,
ser en el preciso instante exilio.
Irme y retornar rebelde,
ser simple mortal,
equivocarme,
hundirme en el barro,
ignorar los espejos,
sentir todo el dolor,
vibrar con cada melancolía.
Irme y retornar emoción,
acariciar el suelo,
ser semilla, sendero e instinto,
inquietar a las estatuas,
embriagarme de musgo
y quedarme en mis derrotas
aplaudiendo.
Irme de mí,
retornar a lo que soy.
Gustavo Tisocco-