Busca, hijo, busca,
como alguna vez lo hicieran los antiguos.
Busca en tu niñez o la saga de tus sueños
entre las ruinas de la ciudad fantasma
en el aliento de desiertos y torrentes
o en el eco de tus pasos. Busca
en laberintos o en sagrarios
en la pátina de los escudos
en aquellas profecías en la música de los pastores
en los cráneos de los traidores lastimando
la luz con su reflejo. Busca
en olvidadas catacumbas en el rastro
de los cuervos cuando vuelan
en las sagradas escrituras en el sendero
del sol sobre el mar en el ocaso.
Busca
en las palabras que quedaron adheridas
al silencio o en aquéllas fecundadas
por aves y peces y abejas destiladas por fin
en el desvelo. Busca hijo
entre las piedras en la huella del viento
en la sombra que alguien olvida cuando pasa
en los caminos sin origen ni destino.
Busca, hijo,
busca.
Reynaldo Uribe-