Muestras

¿Escritores contra escritores?

Por Sergio Pravaz

 La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires siempre genera una diversidad de opiniones encontradas que ya son una imagen de marca. Tiene un influjo poderoso, que dura un rato y no más que eso, pero moviliza y a la vez ofrece todos los rostros posibles de la contradicción. Y este año no fue la excepción.
El título de esta crónica ¿es uno de esos resultados? ojalá que no pero es justo decir que tiene origen en un penoso episodio que nunca debió existir. Sólo aconteció y fue una desafortunada sucesión de errores de organización, que hicieron estallar por el aire el sueño de todos los escritores invitados a presentar sus libros premiados por el Fondo Editorial Provincial, el sábado 11 de mayo, a las 16.30 en la sala Alfonsina Storni, del predio ferial.
Ninguno de los siete escritores convocados pudimos presentar nuestras obras.
Naturalmente no fue intencional; solo un desgraciado acontecimiento de los tantos que suceden en la vida de las personas y el mundo sigue andando. Nadie conspiró ni fue el resultado de unas mentes afiebradas. Hubo impericia y mala organización, que no es poco por cierto.
Pero a mi juicio, lo verdaderamente lamentable de todo esto, sin quitarle relevancia a la frustrada presentación de nuestros libros, es el enfrentamiento entre escritores que se está propiciando desde las redes sociales, cuando se recorta la realidad con la intención de denunciar lo que ocurrió (muy legítimo por cierto) pero omitiendo el nombre de los otros escritores y escritoras que tampoco pudimos presentar nuestros libros en Buenos Aires.
Recordemos y no olvidemos, somos siete y no dos solamente.
Ah, pero la petulancia es un veneno poderoso y su grito desaforado no mide ni valora y dispara en modo indiscriminado construyendo un escenario ficticio de medias verdades y medias mentiras que en realidad sólo aporta más confusión a un suceso que a todos nos duele.
Al parecer, la vanidad opera de forma misteriosa sobre el alma humana y suele ser muy eficaz y atiende de ambos lados del mostrador, por cierto.
Así es como adquieren relevancia los teléfonos descompuestos.
Acá no hay campeones del dolor, ni a mi me tocan 20 gramos de dolor ni al de mi lado un kilo y medio. Esas actitudes enfrentan, dividen y hacen que nuestros corazones latan más rápido pero de bronca, porque a una bronca primera y legítima que a todos nos emparenta, se suma otra, y otra y otra y otra.
En realidad la provincia del Chubut fue la que recibió el golpe mayor, pero el ego, ese pariente musculoso de la inmodestia también sabe trabajar en profundidad.
Por cierto que expreso públicamente y con energía mi solidaridad con Fernanda Maciorowsky y con Andy Maldonado, pero también lo hago con Viviana Ayilef, Julia Chaktoura, Margarita Sacks y Jorge Di Maio.
Todos -incluido quien esto firma- estábamos esperanzados en presentar nuestras obras en la Sala Alfonsina Storni y no pudimos hacerlo.
No hay que ser mezquinos ni especular con estos asuntos. Aún así, fuimos dejados de lado de manera inverosímil en la crónica que circula por las redes sociales y que exige solidaridad sólo para dos personas y no para todos los involucrados.
¿Escritores contra escritores? Es muy penoso pero esto también sucedió y hay que decirlo. Ahora me pregunto ¿considerar al Fondo Editorial Provincial como una herramienta que puede ser de utilidad, está mal? He señalado sus defectos y sus virtudes con vehemencia, tanto en público como en privado; ¿eso está mal? sigo con mis preguntas ¿está mal opinar? ¿es eso lo que se pretende decir en la multitud de mensajes que circulan por la red? ¿si no te unificás con un tipo de pensamiento único te cuelgan del pincel?.
Ahora, también es válido interrogarnos a modo de autocrítica ¿los escritores dialogamos todos juntos antes del evento fatídico?¿nos reunimos para tal fin? ¿fuimos 30 minutos antes a la sala Storni a ver de que se trataba, como era la organización, de que modo se harían las cosas? ¿fuimos ingenuos?.
Me pregunto todo esto porque yo tampoco lo hice, como no lo hicimos ninguno de los involucrados; salvo Margarita Sacks que fue quien dio el alerta temprano, no hubo más que eso.
El que esté libre de renguera que tire la primera muleta.
Todo es muy lamentable pero es preciso separar la paja del trigo y decir las cosas como son. El secretario de cultura pidió disculpas públicas por lo acontecido; claro que debía hacerlo después de lo que sucedió -aunque no todos lo hagan- ahora me pregunto, la crónica antes mencionada ¿también incluirá sus propias disculpas a todos los colegas escritores que fuimos omitidos en ella?.
Felizmente la verdad nunca tiene un dueño y es tan amplia como nosotros no somos capaces de imaginar.
Tolstoi dijo que hay quién cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego. No permitamos que un hecho desafortunado y doloroso nos divida más de lo que la jactancia hace cuando trabaja a destajo.
Tal vez deberíamos preguntarnos, no porqué suceden estas cosas sino ¿para qué suceden? ¿Cuál es el aprendizaje que debemos hacer ante una realidad como la presente?.

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