Por sobre el inmenso
lamento del mundo,
que se escuche tu voz.
Como sombra que vuela
sobre la multitud aterida
entre todas resuene, ahora,
tu voz
Entre los violados
escombros de Beirut y en las calles de Sarajevo,
en este hoy desolado.
Por encima
de los monederos falsos
de los funcionarios de la poesía
que se oiga fuerte tu voz.
Torturada entre los gritos
de los otros
viva entre los muertos
todavía se yerga
tu voz.
Contra el cristal
blindado de Dios
en donde hierve
el corazón de las estrellas
que pura como un himno
de otro tiempo
se estrelle
tu voz.
Poeta, yo invoco
contra el pleno abismo
del mundo
en su más profunda noche
apenas
tu voz.
Alejandro Drewes-