Fue una zambullida. Nada más.
Nadaste dentro de sus ojos,
besaste lo más hermoso de su cuerpo
y de su alma presuntiva
pero no hubo más.
(No sabés si él hizo lo mismo).
Temblaste como una adolescente.
Te escondiste.
Pero no hubo más. (No sabés si a él le pasó lo mismo).
Ahora lo esperás.
¿Está o no está? ¿Viene o se aleja?
¿Se olvidó?
(Los hombres se olvidan de todo).
Cuidate, no seas zonza,
zambullite de nuevo y más hondo.
Sólo se vive una vez.
(¿Sólo se vive una vez?)
María Kato Molinari-