Entre el tic y el tac del reloj,
hay un silencio.
En el podrían caber todos los gritos,
en el podrían caber todas las penas,
todas las suplicas y todos los reproches.
Entre el tic y el tac del reloj
podrías matar a un hombre,
reconstruir un gesto ya olvidado,
abrazar a un amigo
para decir aquello que jamás has dicho.
Entre el tic y el tac del reloj
podrían suceder todas las cosas,
menos el tiempo,
el tiempo sólo ocurre en el tic o en el tac.
Entre el tic y el tac del reloj
tuviste una esperanza,
pero no lo recuerdas.
Rubén Balseiro-