Perdió el rumbo. En el Camino
se abren múltiples atajos
de muy corto recorrido
Está inquieto… cabizbajo.
El temor lo paraliza.
No hay señales que iluminen
ni carteles, ni balizas.
No hay abrazos que lo animen.
Carente de iniciativa,
indeciso en la pendiente,
con el barco a la deriva…
sin futuro, sin presente.
Silvia L. de la Cal-
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