Ni hadas ni ángeles somos
y en el laberinto
ni siquiera un minotauro
o un indicio.
Invisible
la incertidumbre
nos cerca y angustia
y con ella divagamos
a nuestro albedrío.
no hay certeza que vuelvan los pájaros
el dolor y los sueños arden bajo el sol
y el corazón tiembla ante la luna menguante
pero alguien enciende poemas
en las arenas de la noche.
Marita Ragozza-