El viento de abril
hace que el badajo abandonado toque arrebato.
La vieja campana,
oxidada en días sin acción se despereza.
Aquellos pájaros anidados en la torre,
alzan un vuelo irrefrenable.
Ahora y aquí; estoy yo,
volando en tu busca.
Las alas derriban abandonos.
Hasta mi voz se convierte en alondra.
Amor:
¿podrás alcanzar sueños y quimeras?
Te prometo que en un vuelo de pájaros despiertos,
sólo seremos dos,
reiniciando la trayectoria certera
de una flecha de Cupido.
Alicia Cora Fernández-