Soy un lagarto que no parpadea,
un trabajador que convive con sus límites,
una vieja máquina de escribir sin la letra F.
Soy un tronco de roble en vías de abandono,
una cuña de madera, una bellota,
un palo borracho sin espinas.
Soy un oso panda sin bosque de bambúes.
Soy un changuito riojano que no come tomate.
Soy un niño sanjuanino
que envasa esos tomates en botellas de aceite.
Soy un hombre que se desvela
pensando en la alegría de gente que no conoce.
Soy un músico frustrado,
un señor de la ciudad de Rosario
que a orillas del río no disfruta de la pesca.
Soy un habitante de Tucumán que sufre la maloja
y la transporta en sus pulmones.
Soy un escritor, para nada leve,
que camina a veinte centímetros del suelo.
Del libro La casa de té
Rogelio Ramos Signes-