Fue en la tarde tibia de este viejo invierno.
Cuando el reloj marcaba pasado el mediodía.
Me deje llevar por los sueños buenos.
Por las cosas simples, por aquellos tiempos.
Me llevó al lugar el andar pasivo
de sentir en el alma tantas cosas nuevas.
La casa vieja…
Gastada en años y de historias nuestras
me observó apacible desde sus paredes.
Su puerta firme de colores verdes,
su cuerpo inerte soportando estaciones.
Allí andarán los gritos de cuando fuimos niños
las quimeras lejanas de una madre buena.
Los yuyos vistieron lo que un día fue tan bello.
Y verla tan vieja me golpeó en el pecho.
Tantas cosas han cambiado y sin embargo,
la memoria te ubicó en un lugar de mis sueños.
Solitario el patio me dio la bienvenida.
El árbol plantado que nunca se marchita.
Testigo silencioso de todos los juegos.
Tal sea por eso que él sigue de pié sin melancolía.
Me trajo la tarde, o no, fueron mis pasos
de este andar por la vida transitando sueños.
Te encontré esperando con el cuerpo frío
pero estás de pié, abrigando historias.
Guardando los sueños que tuve de niña.
Vicky Martínez-