me llevaron los pies sin preguntarme
a ese lugar que juntó tu tristeza
y puedo estar contigo acompañada
de muertes mal habidas en madrugada
y apagarme
cada vez que el sol me anuncie que es mañana.
pero mis labios aún murmuran tu nombre
el rocío salpica de gotas por tu rostro y tú sonríes
mientras mi ser se pliega, ciego y mudo, te recuerda
jugando con tu perro esta mañana.
Marta Zabaleta-
Muchas gracias, Marcelino, por publicar mi poema, lo que ha alegrado mi manna aqui en el Norte, adonde hoy se largó sin tregua la primera andanada de viento otoñal.
Pasan las hojas frente mi ventana, y desde alli me saluda un girasol!
Te mando nuestras sonrisas matinales, y un abrazo fuerte.
Marta
Un poema doloroso, irreversible como la muerte, grandioso como el recuerdo.
Con mi abrazo, Marta.
d.