Ojalá no despertara.
Que la ciega noche me llevara
hacia un día oscuro sin las horas
menos una: aquélla tan precisa
que hoy demora.
Lo que me salva me pierde
y el resto es apenas mi memoria.
Barrida sea y lo puede una cosa sola,
que con ella barrido será
este universo,
que lo abriga todo
salvo una cosa sola.
Perdámoslo todo y de una vez
ganemos en desolación.
Quizás así, desde la sola forma que nos lleva,
se verá más claro: presente, pasado y futuro
eran el verdadero engaño y los días las lenguas
de la mentira única: ése que se aleja
nunca saltó de su silla, eso que viene no será conocido.
Suspendido en lo que pasa,
indeciso como aquel que está seguro
y yerra, siempre se verá más claro
aunque no habrá perdón:
esto espanta a los hombres desde el primer llamado.
Pero, ¿qué cuerno suena, para qué cacería?
este halcón o palabra no volverá a la mano.
Luis Benítez-