Consideraba los pro y los contra
en un gesto cualquiera.
Inesperado,
azaroso,
temporal.
Mis antepasados
volvían por sus fueros
y principios tenían
que recordaban historias
de todas las edades.
Monedas exóticas,
circulantes,
orientales y soleadas.
Ramajes del oficio
en árbol genealógico,
vestían percales y brocatos.
Los gestos ocurrían
en ocasiones especiales:
cuando gemía
la voz del viento,
despertando lustros,
sin señalar ni olvidar
ninguna debilidad.
Del libro Jugar con ella, Editorial Grupo Cero
Jaime Icho Kozak-