Antes de abrir tu puerta vacúnate contra
la trombosis, los incautos y los ómnibus que no pasan.
Hoy puede que te aprieten tus zapatos, después de todo
es natural que el observatorio no anuncie
mundial estrechez de camisa, y que todas esas calles
no tengan nada que ver con la belleza del mundo.
Antes de abrir la puerta imaginase que usted
no comprende nada porque acaba de nacer,
y aunque el amor está roto y oxidado,
usted tropieza con una mujer y se quita
sus zapatos y la camisa que tanto le aprietan,
y mirándola amorosamente a los ojos le pregunta:
¿de qué están hechas las mujeres que se derriten
cuando les miro y les beso el ombligo?
Antes de abrir la puerta deje por si acaso sobre la cama
un desconocido retrato suyo, conviértase
en una imposible ciudad como si no existieran las gentes,
las calles y todas esas muchachas que la vida le prometió,
haga el amor torpemente mientras allá afuera
los hombres se devoran unos a otros.
Leonardo Zapata-