Verte como te he visto
tan distante y contigo
tan concentrada en ti
sobre tu forma,
amante sorpresiva
que junto a mí requiere,
casi camina
en timidez su cuerpo;
voracidad de gesto
donde los dedos buscan
su misterio de olor
entre las piernas:
yo me diluyo en tu tensión,
la observo,
casi logro atraparla,
adentrarme a su punto
más irreconocible
y luego tenazmente
te traigo a la pupila,
te sujeto en el punto más
débil de tu cráneo,
absoluto testigo
de tu implacable combustión,
del solitario acto
de amor que te fabrica,
hasta que soy espejo
para que tú te mires
y veas crecer en mí
lo mismo que un reflejo
tu incandescente borde
fuera de todo límite:
no sé bajo qué orquídeas
buscarás mis azogues
cuando la noche en filo
resbale a tus ojeras
o tu espalda despierte
su más letal conciencia
queriendo compartirse y compartirme;
porque hay cosas o gestos
que son inevitables
que siempre nos esperan
frente adentro, lo mismo que un olvido:
y nos reclaman.
Alina Galliano-