Traen canciones y dulces aromas.
Testigos de cada acontecer.
Herederas de tradiciones y miradas.
Nodrizas a tiempo completo,
de tenaz aliento.
Hacedoras de planes mínimos,
vitales y transcendentes.
Guías en el recorrido.
Implacables a la hora de la lucha.
Sostenedoras de milagros y utopías,
en silencio, sin estridencias
aún en sórdidas tormentas.
Cuencos de tibieza
amparo en las contingencias.
Enjugan nuestras lágrimas y
nos engrandecen.
Haciéndonos sentir junto a otro.
Sonora canción que envuelve,
imperturbable presencia,
dando cuenta de la entrega,
sin tregua y día a día.
Graciela Di Laudo-