Arreglar el mundo
no es fácil hacerlo
no basta quererlo
con amor profundo.
Es pedirle al cielo
que no haya tormentas
que nadie te mienta
ni sientas desvelos.
En que nos rodee
la paz verdadera
todos la quisieran
pero no la creen.
Desde que nací
existen las guerras
y tiemblan las tierras
con gran frenesí.
Hay niños con hambre
que padecen frío
y algo fuerte, impío,
lo dominan hombres.
No falta mi enojo,
soy muy pesimista
agrandé mi lista
cuando abrí los ojos.
María Luisa Fernández Molina-