Solo late este corazón
ya no palpita
resignado pareciera a este destino
que deja en una espera infinita
fragmentada la ilusión de que volvieras.
Humedeciendo los ojos
como un cristal que la lluvia lo golpea,
son borrosas las imágenes afuera
como claros lo recuerdos que te ciegan
La llama encendida que tuviera
no dispersa calor entre mis manos
aunque recorra espacios a mi lado
ya no encuentro la fe que la encendía
La mente a mi razón no la cobija
y en mil pedazos los recuerdos desmoronan
esta historia que de paso la escribieras
arrobando mis sentidos de ventura.
Cada uno sabe cómo duele
a sus adentros la pasión que lo consume
impotente, sumiso a la locura,
me queda sobrellevar esta existencia.
Ormando Aníbal-