Poemas

COCHE 86 Cap.lll (Esa clase de amor)

Esa clase de amor, que por efímera en el tiempo, era eterna en la distancia.

¿Cuánto tiempo debía pasar para que se volvieran a encontrar?

Se miraron embelesados, navegaron sus esteros.

Rozaban las lágrimas sus mejillas, nada que el monitor no pudiera disimular.

Lo hacían cada noche para profesarse su amor y ganarle a la distancia.

Así transcurrieron los días, alegres alborotados, melancólicos apasionados; Cazando soles, pateando lunas;

Hasta que medio andar el mundo, nuevamente, un día de septiembre, su sonrisa se detuvo en la de él bajo el perfume de un jacarandá.

Se divorciaron del espacio que los rodeaba.

La abstrajo del mundo.

Se contemplaron, se desnudaron el alma;

Se amaron.

El jacarandá, como fiel guardián de sus afectos, vio cómo sus corazones traspasaban sus geografías;

La piel erizada hasta los huesos, murmullos de amor posaba la brisa sobre sus pelos.

Él, le desarmó la sonrisa con un «¡te quiero!», la besó con sus manos de alfarero;

La besó con los ojos, que se le hicieron agua.

La besó con los labios, que se le hicieron fuego.

 

Continuará.

            Bárbara Himmel-

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