Yo crecí de golpe
en un país extraño
al sur de mi planeta.
En medio de un espacio
con playas calientes,
calladas y hechiceras.
En ese lugar parece
que los Dioses se callaron,
hace varios siglos.
Quizás se quedaron silenciosos,
hablando muy despacio.
Yo escuché a veces
sus voces embriagadas por el paisaje
Y el olor ocre de arena y sangre.
Yo nací allí,
donde las olas adormecidas
se llevan los secretos de pueblos
antiguos,
con los rostros de pocas palabras
de mis abuelos ausentes.
Ellos se callaron para siempre
sin ver los capitanes con sus barcos
anclados,
y los títulos de nobles europeos.
Mis abuelos se durmieron
para no ver a sus Dioses vencidos.
Allí donde se quedó mi historia,
enterrada cerca de la playa,
en un cuaderno sin memoria
entre los muertos y el olvido.
Martina Soto-Kholer-